Comienzo
con el guiño a una de las mejores películas que se ha creado en nuestro
país, "Amanece, que no es poco", donde en una de sus memorables escenas mencionan aquello del libre albedrío. Pues bien, mi reflexión va
intentar poner en juego esta idea, en contraposición a otra que anda
últimamente en boca de no pocos navegantes. La cuestión es si realmente existe
ese propio arbitrio sobre nuestros actos, y por tanto sobre sus consecuencias,
o por el contrario todo cuanto existe en el Universo no es sino un holograma
perfectamente diseñado, cuyos principio, nudo y desenlace ya están establecidos
de la mano de un ente superior. Por supuesto, y
dejando al margen la controversia religiosa o pagana, podría asegurar que todo ser racional
despierta cada mañana con el firme propósito de ser timonel de su historia
personal.
Yo personalmente, y a pesar del vértigo que me produce,
creo que todo cuanto existe dentro y fuera de nosotros, al menos visto desde
aquí abajo, a nivel del mar, es fruto de nuestra capacidad innata para subir
mareas y provocar maremotos. Lo paradójico del asunto es que generalmente no sabemos hacer uso de ese enorme potencial en beneficio propio... quizás porque
nuestra todavía joven evolución mental no nos ha permitido afianzar debidamente la
conexión entra causa y efecto.
Me estoy refiriendo a los éxitos disfrazados de
duras crisis, al fracaso disfrazado de buena fortuna. Llegados a este punto, y por muchas vueltas que uno
pueda darle a pros y contras, y a todas las evidencias o intuiciones que tengamos
a mano, siempre quedará la incógnita de cuál fue la decisión acertada, hasta que el
devenir de los hechos finalmente nos despeja la duda.
Por eso no se me olvida este tema ochentero de Rosendo Mercado, que pone de
manifiesto esa duda. Y es que uno ya no puede ni elegir tranquilo. Cuando tras
mucha deliberación interior y exterior se tiene por fin la certeza de la senda a
seguir, resulta que quizá tampoco esta sea válida. ¿Realmente es esto lo que buscabas...? Cuando por fin te has
decidido a saltar al vacío y vuelas alto en busca de un sueño, tras la esquina surge alguien y grita "pero fíjate lo que acabas de elegir...".
No hay comentarios:
Publicar un comentario