jueves, 1 de diciembre de 2016

Meditación

Tan sólo un minuto ha bastado esta mañana, sentado la cocina que me vio crecer, para dar un salto de más de treinta años al pasado. Un minuto de meditación guiada, con la única referencia de la respiración acompasada para abrazar de golpe la propia esencia. Para volver a respirar esa ilusión del niño que regresaba a casa con la casete del juego de la consola spectrum, mientras en la radio sonaban manidos villancicos, y las calles se iluminaban con las mismas bombillas de colores de años pasados. 

Un minuto ha bastado para no poder reprimir las lágrimas de felicidad, al saber que sólo hace falta sentarse y parar un minuto para volver a conectar con quién realmente eres y que se fue difuminando entre tanto ruido exterior.
Lo cierto es que nunca encuentro ese minuto para meditar. Pero con la luz adecuada y el estado de consciencia adecuado, intuyo no existe mejor herramienta para volver a dirigirle la palabra a tu autentico ser, en el único lenguaje que ambos podéis entender.